Esther Ferrer. En cuatro movimientos
Sala Norte, del 08/10/2011 al 08/01/2012
El accidente es parte de la performance"
"Cuando el concepto está desnudo y todo el mundo lo
puede ver, la idea tiene que ser buena"
"Cuando todo está controlado por la institución ya no
hay libertad"
"No hago arte para el otro, hago arte para mí"
"El arte es el único espacio de libertad"
Estas frases de Esther Ferrer, recopiladas durante años de
conversaciones, nos presentan a una artista radical, independiente,
anti-exposición, libre y con ideas propias. Todo ello la ha convertido desde el
inicio de su trabajo como artista, que es lo mismo que decir desde que empezó a
hacer cualquier cosa, en alguien incómoda y admirable, en un ejemplo para todos
y a la vez en alguien difícil de ajustar a los roles asignados a un artista por
el sistema artístico actual.
Lleva más de cuarenta años desarrollando un trabajo
sistemático, riguroso y metódico en torno al conocimiento del mundo, y aunque
ella afirme que solamente le interesa su trabajo mientras lo está haciendo, en
su taller, es inevitable buscar qué sucede con esas obras cuando salen de su
taller, cuando salen de su boca. Y lo que ha sucedido hasta hace muy poco es
que era absolutamente desconocido en España, aunque reconocido
internacionalmente. Poco a poco se han ido viendo algunas de sus performances,
viendo alguna de sus obras… poco a poco y deslavazadas. Pero es que Esther
Ferrer no quiere exponer, y no es fácil, primero, convencerla y, después,
reducir su pensamiento a un puñado de obras en unas salas.
Podríamos decir que toda su obra se reduce a una sola:
Esther Ferrer. Ella es la obra, no solo ella, su cuerpo y su energía en las
performances, sino ella, siempre ella, en sus objetos, en sus autorretratos, en
su búsqueda del infinito a través de los números Pi; ella en definitiva, con su
cuerpo, su voz, sus ideas, sus palabras, su lógica y su desmesura. Simplemente
genial, intentar sistematizar su trabajo y reconducirlo a una exposición
resulta una lucha que solo se puede realizar entrando en el epicentro de su
pensamiento. Hablando con sus palabras, mirando con sus ojos, tocando con sus
manos. Por esto hemos elegido cuatro ideas que están presentes siempre en todos
sus trabajos, de una forma o de otra: el tiempo, el infinito, la repetición y
la presencia. En cuatro movimientos, en cuatro bloques centrados en cada uno de
estos conceptos, la exposición reúne obra objetual, instalaciones y
documentación de sus performances, obras esenciales en su trayectoria, y otros
trabajos inéditos; algunos nunca vistos, nunca realizados y otros pensados
explícitamente para esta ocasión.
No se trata de una muestra retrospectiva, porque Esther no es
especialmente amiga de mirar hacia atrás, tampoco es una antológica, porque eso
es propio de artistas que han terminado su trayectoria artística y Esther
Ferrer sigue activa, como siempre. En cuatro movimientos pretende poner a la
vista de todos cuatro de los ejes sobre los que se construye la obra de toda
una vida y, especialmente, mostrar una obra de arte siempre en construcción, en
permanente progreso y desarrollo: Esther Ferrer.