Hanna Wilke, artista norteamericana (Nueva York 1940-1993)
pionera en los años setenta de la aproximación feminista al arte y de la lucha
por acabar con la inexistencia de la mujer en el ámbito artístico. La muestra
acoge 60 obras, en un recorrido que comienza por sus primeros dibujos y
esculturas y se adentra en las diferentes técnicas y cuestiones que abordó a lo
largo de su trayectoria artística. Wilke se inició en el arte como escultora,
técnica que practicó con materiales tradicionales (cerámica) y otros
enteramente novedosos (chicle, goma de borrar, látex); pero además abordó con
intensidad la performance, la fotografía, el vídeo, la pintura y el dibujo.
Criticada e incomprendida por sectores del feminismo más radical de la época,
su cuerpo se erigió en el centro de su arte, su biografía personal fue su
inspiración artística y su lucha política en el seno del feminismo constituyó
el engranaje en el que se articuló su obra. "Exchange Values" (el
título, prestado de Marx y utilizado por la artista en una de sus performances,
tiene una doble interpretación: "valores de cambio" o el imperativo
"cambia de valores") es la primera exposición de Hannah Wilke en
España y una de las escasas oportunidades de ver un conjunto amplio de su obra
en Europa. La exposición es una producción de ARTIUM que se acompaña de una
serie de conferencias y un ciclo de cine independiente que enmarcan el contexto
artístico de Hannah Wilke.
Hannah Wilke: So Help Me Hannah, 1979
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Hannah Wilke: So Help Me Hannah, 1979
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Hannah Wilke perteneció a la primera generación de artistas
americanas feministas que de manera consciente dedicaron buena parte de sus
energías a sacar a la luz su situación de desigualdad o mejor dicho de ausencia
en el ámbito social y artístico, dominado por un arraigado discurso patriarcal.
En los años setenta, Wilke y otras muchas reivindicaron a través de su arte el
reconocimiento de la especificidad de su género y la posición de mujer sujeto frente
a la de mujer objeto que había ocupado tradicionalmente en la historia del
arte. En ese sentido, la imagen de la vagina se convirtió en un elemento clave
en la expresión artística de estas mujeres, un icono que les permitía
distanciarse de sus colegas varones y, paralelamente, para rescatar el sexo
femenino de su consideración como algo pecaminoso o como mero símbolo de
fertilidad.
Este es el contexto en el que se desarrolló el trabajo de
Hannah Wilke. Su propio cuerpo, y por extensión su propia vida, se convirtió en
el elemento clave que permitió a Wilke abordar asuntos de carácter universal
(algunos de ellos de enorme actualidad hoy en día) a lo largo de toda su
trayectoria: la defensa de la diversidad cultural, religiosa o étnica, la
denuncia tanto de la opresión de la mujer como del fanatismo feminista, la
dignidad de la vida humana, el dolor, la enfermedad o la muerte.
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