La trayectoria de Esther Ferrer (San Sebastián, 1937) resume
la historia de la performance en España, un género artístico considerado menor
por algunos pero que la creadora afincada en París ha sabido llevar a sus más
altas cotas. En sus piezas incluye conceptos matemáticos y filosóficos y
construye instalaciones con las que refleja las ideas que quiere expresar.
La exposición sobre su obra que se inaugura hoy en el Centro
Galego de Arte Contemporánea (CGAC) se titula En cuatro movimientos y hace
alusión a otras tantas ideas fundamentales que atraviesan su obra: tiempo,
infinito, presencia y repetición. “La performance es la forma de arte más
democrática que existe. No necesitas nada para hacerla, solo pensar en como
llevarla a cabo”, concluye la artista, que obtuvo el Premio Nacional de Artes
Plásticas en 2008. Con el galardón comenzó a recibir el reconocimiento que
merecía por su sólida trayectoria. La muestra que llega ahora al CGAC ha estado
antes en Vitoria y en Palma de Mallorca.
Ferrer considera que la performance ha cambiado bastante
desde sus comienzos en la década de los 60, tanto por parte del artista que la
representa como por el espectador que la ve. “Al principio teníamos la obsesión
por alejarnos lo más posible del teatro y, sin embargo, creo que al final la
performance ha acabado por influir mucho en los actores teatrales. Creo que es
una disciplina que puede ayudar a entender la idea de lo que es arte y de lo
que no lo es. No creo que sirva para cambiar el mundo, pero el artista sí que
puede ayudar a la transmisión de ciertas ideas”, indica Ferrer.
Más allá de la complejidad de algunos conceptos que la
artista maneja en sus obras, a veces la inspiración puede llegarle con una
simple noticia en un periódico. “Esto me ocurrió hace un par de años. Tenía
previsto una actuación en el Reina Sofía y unos días antes ví una noticia en el
periódico en la que se hablaba sobre la muerte de 1.867 inmigrantes que
trataban de entrar en Europa. Cambié mis planes e hicimos una performance, con
ayuda del público, en la que repetíamos como una letanía los números hasta
alcanzar la cifra de muertos”.
Las restricciones que también están afectando al mundo de la
cultura en estos tiempos son vistos como algo “normal” por Ferrer: “Si hay
recortes en los hospitales y en las escuelas como no va a haberlos en la
cultura. El arte tiene que someterse al mismo régimen que otras cosas”. Aunque
la tecnología aparece en alguna de sus instalaciones, Ferrer apenas necesita un
objeto para transmitir ideas a través de su cuerpo. “La performance es una
forma de arte nómada, podemos hacerla en cualquier sitio”, añade.
Fuente: EL PAIS (5 julio 2012)
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/07/05/galicia/1341513293_308361.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario